UnivForum 2025
Ciudadanos de Nuestro Mundo
¿Qué es un ciudadano? Aunque parecemos estar cada vez más interconectados en nuestra era globalizada, parece que hemos perdido el verdadero significado del término.
Los antiguos nos dan una idea clave: ciudadano no significa nada sin el bien común, y el bien común no significa nada sin virtud. Como explica Aristóteles en su Política, "el hombre es por naturaleza un animal político". Pero tal afirmación se basa en todo el proyecto de la Ética Nicomaquea de Aristóteles, que argumenta que la verdadera felicidad del hombre se encuentra en la vida virtuosa. Por lo tanto, el bien individual del hombre está ligado al colectivo. "Es claro que toda comunidad aspira a algún bien", elabora Aristóteles en la Política. "Y la comunidad que tiene más autoridad de todas e incluye a todas las demás aspira más alto, es decir, al bien con más autoridad. Esto es lo que se llama ciudad-estado o comunidad política".
Pero ¿qué sucede cuando las comunidades pierden de vista su tarea primaria? Se desmoronan. Casi 300 años después de que Aristóteles escribiera sus famosos tratados en Atenas, la democrática ciudad-estado griega modelo, el estadista romano Cicerón observó cómo su propia República Romana descendía al caos. Sin embargo, en lugar de desesperarse, Cicerón compuso quizás su obra más famosa: De Amicitia, dedicada a su amigo Tito Pomponio, quien había adoptado el nombre "Ático" debido a su amor por Grecia y Atenas, donde estudió con Cicerón.
Si bien Cicerón estuvo muy influenciado por Aristóteles, De Amicitia da un paso más en explicar por qué la amistad es esencial para llevar al hombre a su verdadero fin. "Estoy inclinado a pensar que, excepto la sabiduría, nada mejor ha sido dado al hombre por los dioses inmortales", afirma. Mientras que Aristóteles busca explorar cómo la amistad se relaciona con la felicidad, distinguiendo entre amistades de placer, utilidad y virtud, Cicerón tiene como objetivo llevar a los lectores a convertirse en buenos amigos. "La amistad nos fue dada por naturaleza como la servidumbre de la virtud, no como camarada del vicio; porque la virtud no puede alcanzar sus objetivos más altos sin compañía, sino solo en unión y compañerismo con otro", explica. "Una asociación como esta, ya sea que sea, o fue, o está por venir, debería considerarse la mejor y más feliz camaradería en el camino hacia el bien más alto de la naturaleza".
Basándose en las ideas de Aristóteles, el elogio de Cicerón a la amistad nos brinda el mapa: el bien común se logra a través de las relaciones personales. Por lo tanto, ser ciudadanos de nuestro mundo comienza siendo un buen hijo, un buen hermano, un buen padre y un buen amigo.
Los clásicos también nos muestran los fundamentos de la solidaridad, uno de los principios fundamentales de la Enseñanza Social Católica y un aspecto clave de cómo esperamos que UNIV 2025 pueda abordar el tema de la ciudadanía. Como escribió el Papa Francisco en Laudato Si:
"La persona crece más, madura más y se santifica más en la medida en que entra en relaciones, saliendo de sí misma para vivir en comunión con Dios, con los demás y con todas las criaturas. De esta manera, hacen propio ese dinamismo trinitario que Dios imprimió en ellos cuando fueron creados. Todo está interconectado, y esto nos invita a desarrollar una espiritualidad de esa solidaridad global que brota del misterio de la Trinidad (n. 240)".
Hoy en día, puede parecer que nuestro mundo posmoderno polarizado no deja espacio para un diálogo real sobre el bien común. Pero yendo a las raíces revelamos la oportunidad: si el bien común se construye sobre los cimientos de la familia y la amistad, y la verdadera solidaridad se encuentra en relaciones auténticas, ¿qué significa eso para la forma en que vivimos nuestra ciudadanía? ¿Qué tipo de virtudes y ejemplos se necesitan para promover el bien común en nuestro mundo? ¿Cómo podemos crecer?
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